Un día mientras por el bosque caminaba
observé a una persona que presurosa avanzaba,
se dirigía melancólica hacia una cabaña,
una lágrima caía y con su mano la enjuagaba.
Cuenta la historia que sus padres perdió,
que llora a diario por un viejo amor,
que su hermano de algo raro murió
y que sus pertenencías un malhechor robó.
La gente comenta que de tristeza murió
y que su alma en este mundo quedó,
que hace varios años perdió la razón
y que jamás en la vida sonrió.
Quedé observándola petrificada,
me trague el temor y fui a buscarla,
con leves golpecitos llamé a su puerta,
pensé: ...la he visto, no puede estar muerta.
Abrió la cazucha, sonrió dulcemente,
y me invitó a pasar amablemente,
me dijo: "Me llamo Juana Del Puente,
¿que te trae hasta aquí a verme?
Tartamudeando le conté mis historia:
No recuerdo nada... mi nombre ahora es María Soria
Vengo desde muy lejos sin éxito y sin gloria,
recopilando datos para ayudarle a mi memoria.
Hace unos años desperté sin saber quien era,
luego de un largo tratamiento -aunque usted no lo crea-
lo único que poseo es una hoja arrugada y fea
con una dirección que se ubica en esta aldea.
Me abrazó muy fuerte, me dijo que aquella era mi casa,
que años y años esperó a que yo regresara
Llorosa cogió mis manos, y con un "Soy tu madre.
Ya podré descanzar en paz..." desapareció en el aire.
-Un cuento escrito en mi cabeza en forma de poesía :)