Déjame sorber ese líquido mortal que se mece en tus ojos,
déjame rozar la ambigüedad de lo que está bien o mal,
para dormido poder, al fin, besarte con estos labios rojos,
y despertarte en mis caderas con un ritmo animal.
Aspira el aroma de mi cabello y duerme anesteciado,
me ata el hechizo de tus formas, tan precisas, tan exactas.
Sin temores ámame de veras, no me iré a ningún lado
beberé leche y sangre a diario de tu regazo como gata.
Clávate en mí como venganza, agresivo con una estaca;
casi al morir en tus manos, regálame un beso delicado
resucítame en tu cuerpo y limpia mi sombra opaca
para poder lamer tus heridas cual felino domesticado.
Ámame entera, a la buena y mala manera
-la una sin la otra no sobreviviría-,
detén, de una vez, mi larga letanía
ámame con pasión y hazme lo que quieras.