Tú que te encuentras en lo alto del cielo,
vuela hasta mí, pósate en mi cuerpo,
mariposa que aleteas libre y tranquila,
estámpate en mi piel, quédate en mi vida.
El valor connotativo que -desde siempre- te acompaña,
tranquiliza mi destino, mi sonrisa desempaña;
busco cazarte de noche, y hasta en mi tristeza,
el polvillo de tus alas, lo malo de mí aleja.
¡Quiero capturarte! ésta vez será por siempre,
ya no sólo aparecerás traviesa en mi vientre,
mi amiga y compañera, vivirás todo conmigo,
te volverás tinta en mi piel, ya lo he decidido.
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