Como viento helado que mi nuca cruza,
ésta efímera agonía me congela el cuerpo,
con su suavidad siento que me ausculta
y se apodera pronto de mi pensamiento.
La comparación surge sin querer yo hacerla,
la veo en fotos, aunque no quiero verla,
la estudio al detalle para comprenderla,
y me siento culpable por saber de ella.
II
Mi ego se exalta, el orgullo se eleva,
y si cierro los ojos, el calor me lleva,
hay confusión, pienso en todo y nada,
cierro los puños, pierdo la mirada.
III
Tras el temporal exalto y el bochorno excesivo,
la impotencia me embarga, cabizbaja miro,
mis defectos resalto, mis virtudes esquivo,
necesito ánimo, consuelo y abrigo.
¿que te gusta de mi? ¿soy -para ti- buena?
instinto natural que mis sentidos quema,
mi alma solloza, mi sombra se apena;
la odio y no lo hago, ¡no quiero hablar del tema!
IV
La sensatez luminosa llega sin que yo la pida,
me anima, me agranda, me da un soplo de vida,
eleva mi moral, mostrándome la cima,
se agarra -cual gato- para que no hayan caídas.
Sonrío entre dientes medio complacida
entendí el problema, hallé la salida,
todo es mas simple si de otro lado miras,
tu ya no estás, yo curo sus heridas.
Yo no soy tú, -para bien o para mal- nunca lo seré,
tú no eres yo, -no hay muchas como yo- eso ya lo sé.
No hay resentimiento,
no hay nada de nada.
Exteriorizo lo que siento,
son solo palabras.
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